Después de que cientos de personas disfrutaran del sancocho más grande del mundo, el parque mirador del Este quedó en un estado desolador, con el caldero vacío y las gradas llenas de basura. A pesar de la magnitud del evento, solo seis empleados del Ayuntamiento de Santo Domingo Este se encargaban de la limpieza.
Mientras tanto, dos jóvenes que realizaban ejercicios cerca del lugar se sorprendieron por la cantidad de basura y la escasa presencia de personal encargado. Decidieron unirse voluntariamente al esfuerzo de limpieza, expresando su desaprobación hacia la falta de conciencia de aquellos que participaron en el evento, señalando que podrían haberse llevado su propia basura.
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Aderlin, una de las voluntarias, destacó la necesidad de ayuda adicional, considerando que solo había seis personas trabajando en un espacio tan extenso. Mientras se retiraban las carpas y los equipos utilizados en el evento, algunas cubetas aún contenían porciones del gigantesco sancocho.
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A pesar del desorden, varias personas se acercaron al área en busca de porciones adicionales de sancocho almacenadas en los recipientes. Según las informaciones proporcionadas a un diario local, las cantidades destinadas a instituciones como la cárcel de la Victoria y los asilos ya habían sido entregadas.