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Papa Francisco se convierte en el primer pontífice en viajar a Mongolia

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El papa Francisco viaja este jueves a la lejana y despoblada Mongolia, en la que será la primera visita de un pontífice, para llevar esperanza a la pequeña comunidad católica, de cerca 1.400 fieles, y donde acudirán también católicos chinos y rusos debido a la cercanía de sus países, lo que hace que esta visita cobre importancia a nivel geopolítico.

El papa comenzará su 43 viaje internacional y uno de los más alejados de Roma para visitar una Iglesia católica que prácticamente nació con la caída del comunismo en 1992 y que cuenta con unos 1.400 bautizados, que representan el 0,04 % de la población.

“Una población apasionada, pacífica, con vocación por el multilateralismo y con ganas de conversión ecológica tras los numerosas explotaciones mineras”, como la describió el portavoz vaticano, Matteo Bruni, introduciendo los que pueden ser los temas que el papa abordará en este viaje.

Los números no cuentan

“El papa en Mongolia, porque en la Iglesia los números no cuentan”, defendían en un artículo hace unos días el director editorial de los medios vaticanos, Andrea Tornielli, justificando los motivos por los que Francisco, de 86 años, hace este esfuerzo para viajar a un país con números tan pequeño de católicos y donde el 53 % son budistas.

Trece congregaciones masculinas y femeninas

En este país de 3,3 millones de habitantes, con las más baja densidades de población del mundo, están presentes 13 congregaciones masculinas y femeninas, además del Camino Neocatecumenal, y entre sacerdotes, monjas y misioneros laicos hay unas 80 personas y 9 parroquias, 4 de ellas en la capital, Ulán Bator.

A pesar de ello cuentan con un cardenal: el prefecto de Ulán Bator, Giorgio Marengo, nombrado en 2022 por Francisco y que se convirtió entonces, con 48 años, en el purpurado más joven y que fue quien convenció al papa a visitar el país donde llegó como misionero.

“Creo que ayudará especialmente a los fieles católicos mongoles a sentirse verdaderamente en el corazón de la Iglesia. A nosotros, que vivimos geográficamente en una zona muy periférica del mundo, la presencia del papa nos hará sentir no lejanos sino cercanos, en el centro de la Iglesia. Y luego será importante para reforzar las relaciones entre la Santa Sede y el Estado mongol, que ya son buenas”, explicaba Marengo a los medios vaticanos.

El viaje también quiere conmemorar los 30 años de relaciones entre ambos Estados, aunque ya existieron contactos en 1200 con un intercambio de cartas entre el hijo de Genghis Khan, cuya figura está muy presente en este viaje, y el papa Inocencio IV.

Fuente: EFE

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