Panorama Opinión. Puede parecer un guión elaborado de película, o un sketch de comedia, pero esta semana nos encontramos con que alguien, algún sector, alguna facción política, ha logrado quitar la presión del pie que empujaba el acelerador del gobierno, llevándolo casi de manera constante hacia un despeñadero. Les confiero un aplauso a quienes idearon este plan, porque, a decir verdad, el gobierno se encontraba como una masa de harina que se quema por ambos lados. No había un día o semana en que no se desatara algún escándalo en torno al presidente Luis Abinader y su administración.
Plan Macabro:
El asesor de Seguridad Nacional durante el gobierno del presidente Richard Nixon, defensor de un enfoque pragmático de la geopolítica conocido como Realpolitik, Henry Kissinger, dijo una vez: “Vivimos en un tiempo maravilloso en el que el fuerte es débil debido a sus escrúpulos y el débil se fortalece por su audacia”. El ideólogo de la estrategia Omar-Leonel evidentemente apela a lo que considera una debilidad en el primero, por ser el más joven. Ego, idolatría, aplausos y cantos de sirenas de corifeos que buscan un ascenso político a expensas de su imagen, proyectan su juventud como una vulnerabilidad en un sentido puramente mental. Estas personas piensan que, gracias a los aplausos recibidos, Omar puede quitarle el lugar que su padre ha conseguido a base de esfuerzo y, sobre todo, mucho trabajo político durante los años.
Además, el ideólogo del plan asume que Leonel Fernández, por sus propias debilidades, como el desgaste natural de haber ostentado el poder tantas veces hasta que sus cabellos se han teñido de blanco por el paso del tiempo, también que puede estar desconectado de la actual generación. Esto podría afectar su ego y llevarlo a actuar como un caudillo despótico, truncando la carrera en ascenso de su hijo.
Quizás, o mejor dicho, sin «quizás», quienes ejecutaron tal estrategia tomaron en cuenta algo muy importante: el dominicano valora enormemente la familia y su unión. ¿O se les olvida cómo el pueblo le pagó a Doña Margarita por sus aspiraciones, cuando se creyó con todo el poder absoluto para ser la primera presidenta del país? Si han olvidado, les recuerdo que el pueblo dominicano asumió como una traición que Margarita Cedeño se quedara al lado de Danilo en lugar de su esposo, cuando el hoy líder de la Fuerza del Pueblo se vio obligado a abandonar el PLD por las artimañas de Danilo Medina. Margo ha pagado caro por tratar de caer bien en entrevistas nacionales, coqueteando con la idea de soñar o hacerle «Un corito» a Chayanne, lo que le valió andanadas de críticas que terminaron con Abel Martínez derrotándola, y hoy en día nadie la menciona. Desde aquellas elecciones internas donde enfrentó a Abel, no se ha el visto más; la cuenta que le ha cobrado el pueblo dominicano a su aparente afrenta a LF ha sido muy dura y difícil de saldar.
Más Allá del Poder: La Importancia de Honrar a la Familia en la Política
Creo que lo mismo que sucedió con Doña Margarita podría pasarle a Omar Fernández si decide hacer caso a los cantos envenenados que hoy resuenan desde el gobierno y que algunos en la FUPU siguen erróneamente. Omar debe hilar fino y no como Salvador Holguín. Debe sentarse en su silla del Senado y reflexionar que es un joven virtuoso que está forjando su propio futuro, aunque siempre ha estado bajo la enorme sombra de su padre, quien expresa abiertamente el orgullo que siente por su «muchacho». Simba, como cariñosamente lo llaman, debe saber que los espacios en política se ganan con esfuerzo y tiempo. Gracias a su padre, él cuenta con un camino recorrido bastante amplio a pesar de su corta carrera; su padre, quizás sin proponérselo, o quizás sí, está dejando un partido con vocación de poder, con una fuerza pujante y creciente, que algún día podría él capitanear.
Omar debe seguir siendo el gran hijo que es, el joven capaz que ha demostrado ser, debe continuar marcando la diferencia en su curul como hasta ahora lo ha hecho, aprender cada día más sobre política. Debe salir bien parado de la senaduría y, después, solo el tiempo dirá. Él posee dos cualidades necesarias para ser un político exitoso: el pueblo lo aspirará y su trabajo hablará por él…
Este tipo de dinámicas familiares, donde el cariño y el respeto son evidentes, no solo son un testimonio de un fuerte vínculo, sino también un ejemplo de los valores que necesitamos en nuestra sociedad. Leonel y Omar Fernández encarnan la idea de que, aunque el entorno político pueda ser adverso, lo que verdaderamente importa son las relaciones personales construidas sobre el amor, el respeto y la admiración mutua. Es natural que en el camino hacia la política surjan desafíos que intenten poner a prueba esa unión. Sin embargo, el hecho de que Omar reconozca públicamente a su padre como su líder y ejemplo a seguir, no solo resonará positivamente entre sus seguidores, sino que también establece una diferencia clara ante quienes intentan socavar estos lazos con intenciones destructivas. Por ello, deseo que la luz de la providencia ilumine el camino de Omar, guiándolo hacia decisiones que consideren el legado familiar y los principios que han cimentado su historia. En un país que necesita modelos de integridad y autenticidad, su vínculo puede ser un faro de esperanza.
De igual manera, sabemos que, si Leonel Fernández entiende que su hijo está preparado para liderar sus tropas y, en su defecto, dirigir un país tan complejo como la República Dominicana, no será él quien detenga ese ascenso. Solo aquellos que tenemos una relación estrecha con nuestros padres comprendemos los sacrificios que hacen por sus hijos y cómo actuarían ante decisiones de este tipo. Es por ello que lo afirmamos.
Finalmente, recordemos la sabiduría de Éxodo 20:12: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra”. Este llamado resuena con fuerza y nos invita a valorar y proteger esas relaciones que, en última instancia, son el corazón de nuestra humanidad. El futuro de Omar y su relación con su padre son ejemplos valiosos de cómo el amor y el respeto pueden prevalecer, incluso en los campos más desafiantes. POR FAVOR, QUE LA POLÍTICA NO DESTRUYA ESO TAMBIÉN.