Conmemoración del Día de la Altagracia reúne a miles de fieles en la Basílica de Higüey
Panorama Nacional.- Este 21 de enero, los dominicanos celebran el Día de la Altagracia, homenajeando a la “Patrona del pueblo” con una jornada de fe y devoción en la Basílica de Higüey.
Desde tempranas hora de la madrugada, miles de fieles llegan al templo desde distintas regiones del país, cumpliendo promesas hechas a cambio de milagros de salud, trabajo, vivienda o viajes.
Muchos peregrinos, que hasta amacen en las afueras del templo, acuden de rodillas, a caballo, en vehículos repletos o caminando largas distancias para venerar a “Tatica”, como cariñosamente llaman a Nuestra Señora de la Altagracia. Ya en el histórico templo, hacen extensas filas pra tocar auque sea por un segundo a la estatua de la virgen.
Con velones, crucifijos y otros símbolos de fe en mano, los devotos abarrotan la Basílica, considerada su hogar espiritual.
Actividades del día
El programa de este martes 21 de enero incluye varias misas solemnes y una procesión especial:
- 5:30 a.m.: Misa celebrada por el padre Carlos Danile Richiez.
- 6:45 a.m.: Misa a cargo del padre Erick Wilson Cosme.
- 10:00 a.m.: Misa Solemne presidida por monseñor Jesús Castro Marte, obispo de la Diócesis de La Altagracia, con la participación del presidente Luis Abinader y la primera dama, Raquel Arbaje.
- 12:00 m.: Misa presidida por el padre Evaristo Ereché.
- 1:00 p.m.: Misa en creole para peregrinos haitianos.
- 3:00 p.m.: Misa a cargo del padre Sergio Cordero.
- 4:30 p.m.: Procesión solemne con la imagen de Nuestra Señora de la Altagracia, liderada por monseñor Jesús Castro Marte.
- 6:00 p.m.: Misa de cierre presidida por monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, arzobispo emérito de Santiago.
El Museo de la Altagracia también estará abierto al público de 9:00 a.m. a 5:00 p.m., permitiendo a los asistentes explorar más sobre la historia y devoción a la Virgen.
Para muchos, este día es un momento de profunda espiritualidad y gratitud. Las peregrinaciones, promesas cumplidas y oraciones colectivas refuerzan el vínculo entre los dominicanos y su patrona, en una celebración que combina fe, tradición y unidad nacional.
