Panorama Opinión. El pasado 15 de diciembre el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) arribó a los 51 años de su fundación por parte del profesor Juan Bosch, tras su salida del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
Luego de 23 años de creado, el PLD llegó al poder en 1996, de la mano de Leonel Fernández y con la bendición de Joaquín Balaguer, presidente República y líder del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), así como de Bosch, líder del partido de la estrella amarrilla.
Al asumir el poder en el 96, los peledeístas llegaron con la idea de desmarcarse de lo que habían sido los gobiernos de Balaguer e iniciaron un proceso de transformación en el Estado. Cambiaron desde unas máquinas de escribir a las computadoras y eliminaron los buscones en las instituciones públicas.
También lograron, en una primera experiencia con Leonel Fernández a la cabeza, cambiar el camino de la política tradicional y emprender una nueva era para la República Dominicana. Sin embargo, no pudieron retener el poder en el 2000 con Danilo Medina, por la ola que llevó a Hipólito Mejía a la Presidencia.
Cuando el PLD volvió al Gobierno en el 2004 siguió con la idea de cambio y transformación en el país. Logró crecimiento económico, fortaleza institucional, expansión del turismo, así como la construcción de vías, elevados, líneas del Metro y otras importantes obras cuyo impacto sigue siendo de gran utilidad para la nación.
Tras ocho años de Leonel al frente del Estado, en el 2012 llegó Danilo y le dio un rostro más humano a la política. Se convirtió en un presidente cercano, quien todos los domingos visitaba los campos, cruzando cercas y saltando charcos.
Con Medina, el PLD mejoró sustancialmente en distintas áreas, como la educativa, con la reducción del analfabetismo, la tanda extendida, la entrega de desayuno, comida y merienda en las escuelas, así como la construcción de estancias infantiles y Centros de Atención Integral para la Discapacidad (CAID), entre otros.
Lo cierto es que los peledeístas tienen logros tangibles en la Administración pública dominicana y en la implementación de servicios que ya son fundamentales para la población, y que su dirigencia tiene que salir a defender.
Es verdad que durante la gestión del PLD un ingeniero se suicidó en la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE), que mataron a dos locutores en una emisora de San Pedro de Macorís por un conflicto con tierras del Consejo Estatal del Azúcar (CEA) y que se vendió un barrio con un pueblo viviendo dentro, pero hay acciones que las sombras no pueden opacar.
Sin embargo, el PLD estableció un modelo de gestión en distintas áreas: creación de un nuevo modelo penitenciario y del Servicio Nacional de Salud (SNS), expansión del Seguro Nacional de Salud (SeNaSa), implementación del Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad 9-1-1 y del servicio de Asistencia Vial. Asimismo, la construcción de miles de aulas, mejora en las condiciones de vida de los maestros y una serie de obras que a los morados se les ha olvidado defender. Y es aquí donde vuelvo al título de este artículo, parece que muchos peledeístas, por temor a ir a los pasillos de la Procuraduría o la Fiscalía, han optado por ser opacos o esconderse, temerosos de ser llamados o investigados. Estos han obviado que su partido tiene luces que pueden ser más que sus sombras.
A los peledeístas que les duele su organización, salgan a defender sus obras, porque parece que el miedo se comió su legado y los hace a ustedes mismos condenarse previamente sin la debida sentencia de un juez.