Aunque es sabido por estudios de mercado que la oferta gastronómica es uno de los elementos vitales para el éxito de los destinos, Pedernales no posee este atractivo.
A pesar de ser una costa y un municipio pesquero que, conforme al Censo Pesquero del año 2019, cuenta con unos 487 pescadores (un 3.26% de su población), en esta localidad buscamos la excelencia en mariscos y pescados, pero no fue así. El menú es agradable, pero no hay diversidad en los platos, similar a comer en un foodtruck de Santo Domingo.
La comida rápida predomina y las preparaciones carecen de elementos culturales. Recordé la infancia, el comercial del chef dominicano Mike Mercedes promoviendo “Pollo a lo Macorís del Mar” (San Pedro de Macorís), así como la oferta en Montecristi de un “Chivo liniero”. En Pedernales no hay un plato que nos recuerde que existe ese lugar en el mundo, el destino de los sueños y Bahía de las Águilas.
Aunque son considerados líderes en la pesca de colirrubia, chillo, colorado y otras especies, el pescado estuvo poco presente. La pechuga a la plancha, el pollo frito, la paella (en un solo lugar) y el mofongo componen el menú de gran parte de los restaurantes.
La sorpresa fue comprar un paquete de dos libras de masa de cangrejo por 350 pesos. Ojalá que no sean los cangrejos de la Laguna de Oviedo que, junto a los flamencos, estaban siendo pescados y cazados para la venta irregular que no ha cesado en los últimos cuatro años.
Frente al parque, las frituras no tienen las condiciones apropiadas para una experiencia cultural. Sin nada colorido, allí, la gente come en sillas plásticas. A lo lejos, una terraza bailable bastante solitaria sin turistas ni munícipes, refleja la crisis económica del pueblo. Comparamos, por ejemplo, las sombrillas que adornan la calle Hermanas Mirabal de Jarabacoa, que se convierten en un atractivo y marca de la zona.
Bajo el déficit de ofertas, encontramos un novedoso concepto: una pizzería en Pedernales.
Una señora y su familia tomaron la iniciativa de ofrecer el plato de origen italiano a los pobladores de esta provincia, y allí disfrutamos de una excelente pizza que logró saciar el hambre durante dos de las tres noches que pasamos en el municipio, donde ya a las 7:00 p.m. la gente duerme junto a las gallinas y muere la actividad comercial.
Un comercio abastecido
Pedernales tiene pocos letreros, por lo que hay que buscar y preguntar por las cosas. Las calles amplias y despejadas permiten focalizar la vista e ir identificando lugares.
Un supermercado en el centro mostró un Pedernales más acorde con el turismo. Tenían de todo, desde neveras para mantener el frío hasta bloqueadores. Al buscar suministros para la cena, encontramos una variedad amplia y acorde con el tipo de cliente que pueden recibir. Claro, no se encontrará una mantequilla “President” para un francés, pero sí lo mejor de la marca local.
En la farmacia al preguntar por medicina para la deficiencia cardíaca, que es difícil de encontrar en Santo Domingo, ¡vaya sorpresa! Lo tenían en el inventario y unos 400 pesos más económico que en la Capital. Esto indica que, al menos en esta pequeña farmacia, hay una variedad importante de medicamentos e insumos de primeros auxilios, incluso venden botiquines para viaje.
Los establecimientos de bebidas están abastecidos de todo tipo de licores, tanto marcas locales como extranjeras, al precio justo del mercado.
Además, comprobamos la variedad de combustible en las diferentes estaciones, excepto gas natural, que no aparece ni en la Capital. Todas aceptan pago con tarjeta y emiten comprobantes, un punto a su favor.
Comercio por mar con Haití
En la playa de Pedernales, en la que durante el día percibimos poca actividad, uno de nosotros preguntó para qué eran los botes que estaban en el agua, algunos para pescar y otros para carga. Y ahí descubrimos una nueva modalidad de comercio, los haitianos compran mercancía como arroz, carne, mariscos y artículos de limpieza y demás mercancía para vender y es trasladada a Haití por mar. En ese momento, un nacional haitiano esperaba la mercancía, mientras guardias en la playa supervisaban la operación.
Servicio
El servicio de energía eléctrica en Pedernales no suple la demanda turística esperada.
“Mis habitaciones siempre están llenas, son pocas las temporadas del año que el hotel está vacío pero el problema de la falta de suministro de electricidad y agua, disminuye el beneficio que percibimos”, expresa Manuel Alcántara Valenzuela, propietario del Hotel Terraza, localizado en el centro del municipio.
Según el empresario turístico, la energía de su negocio tiene una facturación media de RD$40,000 para sus 15 habitaciones, todas con aire acondicionado y un aire que alimenta la terraza. Y aunque su deseo es ofrecer un buen servicio a sus huéspedes, desde hace un tiempo, la luz se está yendo, teniendo que usar la planta, lo que puede implicar un gasto mayor en combustible al mes.
Telefonía móvil
Los celulares de los proveedores Claro y Altice no perdieron señal en ningún momento durante trayecto del viaje. En tramos carreteros, especialmente al subir a las montañas, perdíamos conexión, pero regresaba de manera itinerante.
Una joven de 19 años, empleada de una de las frituras del pueblo, cuestionada sobre el uso de internet, explicó que acostumbra a colocar paquetitos para usar Facebook, YouTube y TikTok, y hacer su tarea del liceo.
Indicó que el Gobierno había puesto un Wi-Fi en el entorno de la escuela, pero, por rapidez y necesidad, debe colocar paquetitos para usar cuando no está en la escuela. Un vecino del establecimiento también le da la clave de WhatsApp.
El salario de Jazmín es de RD$5,800 al mes, un paquete de tres días cuesta 100 pesos. Pensamos, sin abundar, que solo en internet gasta un promedio de 800 pesos al mes. En momentos donde se fomenta en la provincia la formación técnico-profesional, el internet debería ser subsidiado en una zona de crecimiento y expansión.
Continuamos con nuestra serie "Pedernales, un cuarzo sin pulir"