Reportaje

Sargazo: una plaga medioambiental que cierne sus tentáculos sobre el litoral costero y la economía nacional

Sargazo en República Dominicana

Evitar su llegada a las costas, parece improbable, aunque es técnicamente factible su recogida en altamar.

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Desde 2011, ha dejado una huella marcada en las costas del Caribe y el litoral este de México y Centroamérica. Cada año provoca pérdidas millonarias a la industria del turismo, pero también serios problemas ambientales.

La presencia del sargazo, esa macroalga parda que aparece por montones enmarañados y pestilentes, tiene un crecimiento explosivo en los últimos años que refleja el profundo y sistémico daño ecológico producido por la irracionalidad humana.

El sargazo, devenido en una especie de estorbo trasatlántico, es un organismo vivo que se encuentra en la superficie marina, transportada por las corrientes del Océano Atlántico desde Brasil hasta las playas del Caribe insular, haciendo un largo viaje desde su hábitat original en la costa occidental de África.

Tal y como lo define el biólogo Frank Richardson, del Centro de Investigación de Biología Marina (SIBIMA), como organismo vivo, el sargazo posee elementos fundamentales como carbono, oxigeno, nitrógeno y azufre que son cruciales en la liberación de gases como metano y sulfuro de hidrógeno durante su descomposición orgánica.

A pesar de sus potenciales beneficios para algunas especies marinas, dice, esa macroalga posee una gran carga negativa, pues su acumulación en las costas afecta los corales de arrecife al bloquear la luz solar en perjuicio de la diversidad marina. Además, su degradación con el tiempo libera gases tóxicos como el ácido sulfhídrico, arsénico y metano que afecta tanto a la salud humana como al medioambiente.

Patrimonio de los funcionarios

La presencia cada año de estas algas son especialmente preocupantes, pues las corrientes oceánicas hacen que los kilómetros de costas y destinos de playa, uno de los mayores atractivos turísticos del Caribe, conviertan sus apetecibles aguas turquesa en un verde fangoso poco atractivo.

Sin dudas, tanto para República Dominicana, como para otras regiones del Caribe, el aumento del sargazo impacta en forma crítica, y amenaza la economía por vía de sectores como el turismo, el aprovechamiento de la plataforma marina, la salud y los ecosistemas, incorporando nuevas variables a una crisis económica que tiene múltiples factores concurrentes.

Si a todo ello se añade la inmensa cantidad de micro plásticos, metales pesados y otros residuos que las algas llevan a cuestas cuando son arrastradas hasta la playa, sobre todo cuando se descomponen y emanan lixiviados y sulfuro de hidrógeno, un gas maloliente, que afecta peligrosamente la salud pública, la preocupación es mayor. 

Por tanto, el impacto en el medio ambiente es invaluable debido a la contaminación de los mantos acuíferos, los efectos en los ecosistemas costeros, la mortandad en especies claves de la costa, como las tortugas marinas; así como la liberación de gases tóxicos debido al proceso de putrefacción y aumento de la temperatura del agua.

Es decir que, a las implicaciones derivadas para el ecosistema marino y costero, afectado permanentemente por la cada vez más baja concentración de oxígeno, se agrega el tortuoso y costoso camino que hay que recorrer para la recogida, siempre insuficiente, de una maleza también cada vez más difícil de deshacerse de ella.

En ese punto, lo que parecía ser una variable poco explicada, se convierte además en un desafío científico y una carga financiera para la nación, que aún adolece de respuestas consistentes de parte de las autoridades.

Pero… ¿se puede evitar la llegada del sargazo?

Las razones para la sobreabundancia de esas macroalgas, desde la mirada de los expertos son tantas como regiones de incidencia. Ahora bien, evitar su llegada a las costas, parece improbable, aunque es técnicamente factible su recogida en altamar.

La búsqueda de respuesta nos lleva a la Autoridad Nacional de Asuntos Marítimos (ANAMAR), y la respuesta de la bióloga Andrea Valcárcel Abud, es tajante: “Evitar la llegada del sargazo como tal no es posible”, sin embargo, entiende que se puede predecir o proyectar cinco días antes de que toque las costas para agilizar su recogida manual.

“Adicionalmente, se pueden colocar barreras en las playas para que el sargazo se contenga fuera de la costa, pero es importante destacar que en estos casos no es una solución por sí sola, porque si se acumula sin ser recogido y retirado, eventualmente pasará por arriba a la misma y llegará a la playa de igual manera”.

En ese sentido, explica que las barreras son útiles para contener el sargazo de manera momentánea, pero para que sea efectivo, habría que recogerla en el agua mediante el uso de embarcaciones. En ese punto, el director de SIBIMA, el biólogo Frank Richardson, entiende que el manejo de esa inmensa cantidad de toneladas de algas plantea un problema estratégico para transportarlo, por lo que es necesario tener a mano mecanismos de compactación que ayuden a la remoción del porcentaje de agua de esa macroalga.

Cómo mitigar los efectos del sargazo

Queda claro que la mitigación estratégica del sargazo no es una tarea fácil, pues cuantificar su impacto económico constituye un gran desafío debido a la gran cantidad que invade nuestras playas.

Según estimaciones de la Autoridad de Asuntos Marítimos (Anamar), los litorales de destinos turísticos más importantes como Punta Cana, Guayacanes, Boca Chica, y en casos extremos Montecristi, Samaná y la costa atlántica, han sido afectadas por alrededor de cuatro millones de toneladas de algas el pasado año.

Por tanto, la limpieza del sargazo es una tarea económica muy pesada. Tomando algunas cifras como referencia, en el Caribe, esa labor representó un gasto aproximado de 120 millones de dólares solo en 2018. En el caso de México, uno de los países más impactados por el problema, destinó cerca de 17 millones de dólares ese mismo año para remover 500 mil toneladas, y otros 2.6 millones en 2019 para retirar 85 mil toneladas adicionales.

Otros países del caribe insular como Jamaica y Barbados también han asignado fondos considerables para la limpieza de playas e implementación de barreras flotantes para contener el sargazo. República Dominicana no tiene cifras oficiales sobre las pérdidas económicas del fenómeno, sin embargo, el costo de las tecnologías utilizadas para su recolección puede brindar aproximación de cuánto se requiere para mitigar la llegada a sus playas.

Es propicio preguntar si el sargazo puede dejar de ser un dolor de cabeza para transformarse en protagonista de una nueva industria. Empresas como SOS Carbón, implementan las referidas barreras con métodos de recolección litoral, utilizando embarcaciones especializadas con capacidad para captar grandes cantidades de sargazo.

“Algas de sargazo, un problema y una solución”

La empresa SOS Carbón, del dominicano Andrés Bisonó León, y la empresa mexicana Nopalimex, entienden la factibilidad de generar beneficios a partir de esa macroalga.

En el caso de SOS Carbón, organización derivada del Departamento de Ingeniería Mecánica del Instituto Tecnológico de Massachusetts, se fundó a partir de la tecnología para secuestrar sargazo en las profundidades del océano y convertir el problema en una oportunidad para la compensación de carbono.

De igual manera, esa empresa también ha desarrollado la solución más rentable y de bajo impacto para la recolección de sargazo, a través del Módulo de Recolección Litoral (LCM), a través de la que es posible montarlo en cualquier embarcación artesanal para la recolección más rentable antes de tocar tierra.

Según el presidente de la compañía, “trabajamos para formar alianzas con los diferentes grupos y sectores involucrados en el problema del sargazo a nivel público, privado y académico para implementar de la manera más rápida, formal y agresiva las soluciones que el turismo y el medio ambiente necesitan desesperadamente para combatir con la mayor eficacia-costo-método, las invasiones de sargazo”.

En ese sentido, esperan realizar alianzas con organizaciones que valoren, promuevan y deseen sumarse a “nuestra misión de saneamiento, conservación y protección ambiental, priorizando la generación de impacto social y la mitigación del cambio climático”.

Otra empresa, Algea Nova, desarrolla estrategias integrales para el manejo de esa alga a través de barreras que evitan su llegada a la orilla, así como sistemas de recolección y transformación.

Ahora bien, el valor de esas barreras anti-sargazo puede alcanzar entre 300 y 500 dólares por metro cúbico, según fuentes de las referidas empresas, lo que implica una inversión significativa que podría alcanzar cerca de 15 millones de dólares solo para cubrir el área de Punta Cana en la costa este del país.

A nivel gubernamental, el presidente Luis Abinader formalizó el año pasado, mediante el decreto 379-23, la creación del Gabinete de Lucha Contra el Sargazo como consejo consultivo responsable del diseño e implementación de políticas públicas para contrarrestar sus efectos en playas dominicanas.

De ese gabinete, del que forman parte los ministerios de Turismo, Medio Ambiente, Economía, Planificación y Desarrollo entre otros, es poco lo que se ha dicho.

Según datos de ANAMAR, el año pasado se llevó a cabo un proyecto para considerar el impacto de la inestabilidad climática en los intercambios de volúmenes de las algas en el mar Caribe y el océano Atlántico. Los resultados arrojan que la densidad promedio de sargazo en República Dominicana es significativamente mayor entre los meses de mayo y septiembre. Además de que se observó una mayor acumulación en las costas del sur y este del país.

¿Qué dicen las estadísticas en República Dominicana?

El sargazo, que no es nuevo en las costas dominicanas, a partir de 2011 creció exponencialmente en cantidad. El pasado 2023 estableció casi un récord, la molesta presencia de esa plaga vegetal. República Dominicana carece de cifras oficiales, no solo de las pérdidas económicas ocasionadas por el sargazo, también de las toneladas que llegan a nuestras costas.

Sin embargo, las mediciones hechas para la región dan cuenta de que el año pasado circularon más de 67.3 millones de toneladas métricas de sargazo por el Caribe y el golfo de México, de las que se estima que un 10% terminó en las costas dominicanas, por lo que en 2023 se recibieron cerca de 6.73 millones de toneladas métricas de sargazo en playas dominicanas.

En términos económicos, aunque no existen cifras oficiales, el impacto económico por la presencia de sargazo, Por ejemplo, en un renglón tan vital para la economía como el turismo, se ve grandemente perjudicado por la presencia de estas algas. Según datos de la Asociación de Hoteles y Turismo de República Dominicana, INC. (Asonahores), en 2023 se produjo una correlación entre la tasa de ocupación en establecimientos turísticos y la presencia del sargazo en sus costas, pues en los meses de mayor incidencia, la tasa de ocupación hotelera tiende a disminuir.

De igual manera, en términos de pesca, de la que se estima que un 60% de personas en algunas comunidades del país dependen directamente de esa actividad para su sustento, la presencia del sargazo representa un desafío significativo, ya que las algas obstruyen las redes e impiden la captura de especies marinas.

En la actualidad, la industria pesquera en República Dominicana aporta alrededor de 3 mil millones de pesos al año, según datos del Consejo Dominicano de Pesca y Acuicultura (CODOPESCA). Ese monto representa el 0.3% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, subrayando la relevancia económica de la pesca en la región.

Geopolítica del sargazo

El sargazo no se circunscribe solo a República Dominicana, y, por ende, se ha tratado de manejar como un tema regional, compartiendo técnicas y prácticas entre países del Caribe y el golfo de México.

Sin embargo, tal y como explica la bióloga Andrea Valcárcel, la geopolítica del sargazo es un tema complejo que implica varios aspectos relacionados con la economía, el medio ambiente, la cooperación internacional y la seguridad en la región del Caribe.

No obstante, cada uno de los países afectados por estas algas marinas tiene particularidades que no deben obviarse. En el caso de Republica Dominicana, más allá de procurar garantías estratégicas para el desarrollo del país, no es posible afrontar el tema del sargazo como amenaza múltiple, obviando realidades de una isla que confronta alrededor de todas sus costas, problemas adelantados o denunciados.

En ese sentido, hay que llamar la atención sobre las posibles complicaciones para un pequeño territorio insular de 48 mil km.2, por la combinación de las contaminaciones, solo en Santo Domingo, de los ríos Ozama y Haina en sus desembocaduras con la presencia masiva del sargazo.

Tampoco es improbable el impacto de estas algas en el proceso de exploración para la eventual instalación de una industria petrolera en la plataforma marina de toda la costa sureste caribeña, que va desde el Distrito Nacional hasta San Pedro de Macorís.

¿Cómo impactaría, por ejemplo, ahora que se ha detectado la presencia del sargazo en la costa sur, la combinación de esas algas con las montañas de cenizas contaminantes de Punta Catalina y su puerto carbonero en Baní? ¿Tampoco constituye una preocupación adicional las operaciones de las barcazas generadoras de electricidad de Azua? ¿Cómo afectaría en las explotaciones mineras de Barahona y su impacto en la hermosa bahía de Neyba, además de la instalación proyectada en Montecristi de grandes almacenamientos de combustibles y nuevas generadoras eléctricas?

Es evidente que nos colocarían en una dramática situación ambiental que solo quedaría como testimonio de una política pública sin consistencia y ausente de planeación estratégica.

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