Panorama Entretenimiento.- Para la mayoría de las personas que vieron la transmisión de la épica boda entre el príncipe Harry y Meghan Markle, el acto pareció sacado de un cuento de Disney.
Sin embargo, la realidad fue completamente distinta, según el veterano fotógrafo Arthur Edwards.
Edwards, quien ha trabajado en los retratos de la familia real británica desde 1977, describió la ceremonia matrimonial en la Capilla de St. George en el castillo de Windsor como «una terrible experiencia». En una reciente entrevista con el diario The Sun, el fotógrafo de 83 años compartió su frustración seis años después del evento.
“Fue un día miserable. Lo puedo decir ahora—fue el peor evento de la realeza en el que tuve que trabajar. La única boda real que cubrí. Todo porque Harry estaba determinado a que los periódicos se mantuvieran lo más alejados posible,” relató Edwards.
El fotógrafo explicó que tuvo que utilizar lentes de largo alcance, ya que se les permitió estar a una distancia considerable de los invitados: “Todo lo hice con lentes de rango alto. Tenía una lente de 800 milímetros fotografiando a los invitados llegando. Los otros fotógrafos que contrataron estaban a un metro de distancia. No valía la pena.”
Particularmente difícil fue la llegada del carruaje, que estuvo fuera de su mejor ángulo: “Para mí fue un desastre.”
Cuando se le preguntó si creía que esto había sido deliberado, Edwards respondió con firmeza: “Sí, me hizo sentir como que no era bienvenido. Y no fui solo yo, toda la prensa británica se sintió como que habían sido maltratados de alguna u otra forma.”
Esta revelación añade otro capítulo a la tensa relación entre el príncipe Harry y la prensa. Desde la trágica muerte de la princesa Diana, Harry es un crítico vocal de los medios de comunicación, en especial de los tabloides británicos, a quienes acusa de comportamientos poco éticos en su afán por obtener información de su vida privada.
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