El ingeniero estructuralista Reginald García, diseñador de la estructura del paso a desnivel en la 27 de Febrero esquina Máximo Gómez, se pronunció sobre el colapso ocurrido el pasado sábado, donde una de las paredes cedió, cobrando la vida de nueve personas.
García sostiene que no fue una falla estructural, sino un problema de drenaje debido a una presión de agua inesperada.
Según sus declaraciones, la estructura no estaba diseñada para soportar la intensa presión de agua que se experimentó. El ingeniero destacó que se consideró un porcentaje de suelo, roca y presión de agua en el diseño, pero no para la magnitud del evento que ocurrió.
García enfatizó que el colapso se debió a la falta de un sistema de drenaje adecuado, especialmente en una zona como el Gran Santo Domingo, donde, según él, carece de un sistema de este tipo.
Argumentó que la construcción se encuentra en una zona de roca pura, y el muro que colapsó no era de contención, permitiendo que el agua se infiltrara entre la pared y la roca.
Te puede interesar: La muerte no parecía asomarse: Los últimos días de las víctimas del paso a desnivel
En cuanto a la solución, el ingeniero sugirió la instalación de un sistema de drenaje para prevenir futuros problemas similares. Hizo referencia a experiencias anteriores, como la crisis de 1999 en Miraflores, donde la falta de estudio de una cañada resultó en problemas similares.
García se desligó de cualquier responsabilidad, indicando que, si el colapso hubiera sido parte de una falla estructural, se habría derrumbado en su totalidad, no solo una parte. Además, afirmó que el diseño se realizó utilizando el método de análisis estructural «push over».
Ante las cuestionantes sobre la primera fisura en 1999, el ingeniero aclaró en una entrevista con Roberto Cavada en el noticiario estelar de Telenoticias, canal 11, que no tuvo participación en la supervisión de la obra en ese momento, por lo que no puede confirmar si hubo problemas en el sistema de drenaje o en la construcción del carril del tren Metro Santo Domingo.
Concluyó señalando que el diseñador generalmente debe supervisar la obra, pero en este caso, no tuvo esa responsabilidad.