Bernardo Arévalo de León fue investido esta madrugada presidente de Guatemala con diez horas de retraso y después de que parlamentarios de la oposición en el Congreso intentaran evitar que se llevara a cabo el traspaso de mando.
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La toma de posesión como presidente de Guatemala del líder del progresista Movimiento Semilla, estaba programada para la tarde del domingo pero el retraso provocó que varios jefes de Estado invitados, entre ellos el rey de España, Felipe VI, dejaran el país sin poder presenciar la ceremonia.
Felipe VI partió de Guatemala en la noche del domingo, tal y como lo tenía programado originalmente, al igual que el ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, quien había llegado unas horas antes para acompañar a la comitiva española.
Fue el mismo caso también para el presidente de Chile, Gabriel Boric, quien abandonó la nación centroamericana por la tarde ya que tenía “compromisos” en su país en la mañana del lunes.
Arévalo, un académico de 65 años que simboliza la lucha contra la corrupción en su país, fue investido como jefe del Estado para el periodo 2024 a 2028, al término de una jornada en la que estuvo en riesgo la cesión de poder del mandatario saliente, Alejandro Giammatei, al presidente electo.
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De hecho, el propio Giammattei no se presentó personalmente en el Teatro Nacional para la ceremonia de traspaso y lo hizo mediante su secretaria, argumentando que debía entregar su cargo antes de las 00.00 horas del lunes 15 de enero (06.00 GMT).
La sesión de investidura comenzó al filo de la medianoche, debido a los obstáculos que los parlamentarios de la Legislatura saliente plantearon para que se llevara a cabo, aunque finalmente el nuevo Congreso quedó constituido, desbloqueando así la toma de posesión.
Sin embargo, el aplazamiento del acto provocó que numerosos invitados especiales que habían acudido a la capital guatemalteca para asistir a la ceremonia se vieran obligados a marcharse antes de que diera comienzo, entre ellos los presidentes de Chile, Gabriel Boric; Paraguay, Santiago Peña, y Costa Rica, Rodrigo Chaves, y el rey de España, Felipe VI.
“Nunca más el autoritarismo”, proclamó el nuevo presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, nada más ser investido jefe del Estado del país centroamericano.
“El pueblo de Guatemala ha demostrado su sabiduría, e instituciones como la Corte de Constitucionalidad y el Tribunal Supremo Electoral han protegido el deseo soberano de los guatemaltecos de vivir en democracia”, dijo en su primer discurso el presidente.
Arévalo de Léon recibió la banda presidencial de manos del presidente del Congreso, Samuel Pérez Álvarez, elegido también en el cargo este domingo, ante la ausencia del presidente saliente. Giammattei.
Arévalo de León y Pérez Álvarez son dos de los fundadores del Movimiento Semilla, el partido nacido de las manifestaciones contra la corrupción registradas en el país centroamericano durante 2015 y que culminaron con la caída del Gobierno de Otto Pérez Molina (2012-2015), actualmente en prisión.
El presidente recién investido ha prometido la llegada de una “nueva primavera”, como la que protagonizó el Gobierno de su padre, Juan José Arévalo Bermejo, entre 1946 y 1951, en una de las Administraciones de más desarrollo para el país centroamericano.
Desde que obtuviera el segundo puesto en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, Arévalo de León y el Movimiento Semilla fueron perseguidos por el Ministerio Público (Fiscalía) y por los magistrados del Tribunal Supremo Electoral, con el objetivo de revertir su victoria en las urnas.
Esa oposición quedó de manifiesto este domingo en el Congreso, donde los nuevos diputados- entre los que figuran 23 parlamentarios del partido de Arévalo- tomaron posesión de sus cargos, al término de una tumultuosa sesión, con altercados dentro y fuera del recinto parlamentario.
Según pudo constatar EFE, el Parlamento fue escenario durante unas horas de enfrentamientos, insultos, diputados encerrados en salones bajo llave y un caos generalizado.
Los diputados de la nueva legislatura tenían previsto elegir al mediodía (18.00 GMT) al nuevo presidente del Congreso, pero al filo de las 15:00 hora local (21.00 GMT), la cámara saliente ni siquiera había certificado a los 160 nuevos integrantes del Parlamento.
Esta circunstancia hizo circular los temores de un eventual “golpe de Estado”.
“Están dilatando la instalación del Congreso en su décima legislatura porque no quieren darle posesión a Arévalo”, declaró a la prensa José Inés Castillo, del partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), de la ex primera dama Sandra Torres, derrotada por Arévalo de León en los comicios de 2023.
Finalmente, los diputados pudieron tomar posesión de sus escaños, dando vía libre a la investidura del presidente electo, Bernardo Arévalo de León.
Fuente: EFE