Por Jonathan Batista
Los accidentes de tránsito son uno de los principales problemas de salud pública y seguridad vial en la República Dominicana. Con una alarmante tasa de mortalidad y una creciente cantidad de heridos, el país enfrenta un desafío considerable en términos de infraestructura, comportamiento vial y gestión de seguros.
Según la Oficina Nacional de Estadística (ONE), entre 2019 y 2023, alrededor de 9,000 personas perdieron la vida en accidentes de tránsito en las carreteras del país. Estas cifras revelan la magnitud del problema y ponen de manifiesto las graves repercusiones económicas y sociales que tienen estos siniestros.
Los números son escalofriantes. Tan solo en el año 2023, el 68.7 % de las víctimas fatales en accidentes de tránsito fueron motoristas, un grupo que ha demostrado ser especialmente vulnerable debido al uso masivo de motocicletas como medio de transporte. Los hombres, por su parte, representaron el 85.9 % de las muertes en el mismo año, lo que refleja tanto la proporción de conductores masculinos en el país como la tendencia hacia comportamientos más riesgosos en las carreteras.
Los días más trágicos para los accidentes de tránsito son los domingos, lunes y sábados, cuando el tráfico aumenta y el consumo de alcohol suele ser más elevado debido a las actividades recreativas. Esta combinación de factores incrementa la probabilidad de accidentes, con consecuencias devastadoras para las víctimas y sus familias.
Los accidentes de tránsito en la República Dominicana no solo tienen un impacto significativo en las vidas humanas, sino también en los sistemas de salud y en la economía en general. Los hospitales y centros de salud del país están constantemente sobrecargados con víctimas de accidentes de tráfico, lo que ejerce una presión inmensa sobre los recursos sanitarios. Muchas de estas víctimas requieren atención médica de urgencia, cirugías complejas y largos periodos de rehabilitación, lo que se traduce en costos elevados tanto para las familias como para las aseguradoras.
El sistema de seguros juega un papel fundamental en la mitigación de los costos asociados con los accidentes de tránsito. Sin embargo, las aseguradoras enfrentan grandes retos para manejar el volumen de reclamaciones que estos siniestros generan. En un país donde el 50 % de los vehículos no cuenta con seguro, el panorama se vuelve aún más complejo. Las víctimas muchas veces quedan desprotegidas, sin acceso a compensaciones por los daños sufridos, lo que incrementa la presión sobre los recursos públicos.
El seguro de vehículos en la República Dominicana es obligatorio, pero la falta de cumplimiento de esta normativa es uno de los grandes retos para las autoridades y las aseguradoras. Esta situación no solo incrementa el riesgo para los conductores asegurados, sino que también limita la capacidad de las aseguradoras de gestionar de manera eficiente los riesgos asociados con los accidentes.
Las aseguradoras enfrentan costos altísimos relacionados con el tratamiento médico de las víctimas, la reparación de los vehículos dañados y las indemnizaciones por daños a terceros. En muchos casos, los costos médicos pueden ser exorbitantes, especialmente cuando se trata de hospitalizaciones prolongadas o tratamientos especializados para víctimas que han quedado con discapacidades permanentes. Estos costos afectan los márgenes de ganancia de las aseguradoras, que deben incrementar las primas para poder cubrir las pérdidas ocasionadas por la alta siniestralidad.
Uno de los mayores costos que enfrentan las aseguradoras proviene de la atención médica que requieren las víctimas de accidentes de tránsito. Según datos del sector, los accidentes graves suelen implicar hospitalizaciones largas, múltiples cirugías y un proceso de rehabilitación que puede durar meses o incluso años. En muchos casos, las aseguradoras deben cubrir estos costos, lo que representa una carga significativa para sus finanzas.
En la República Dominicana, el costo de la atención médica ha ido en aumento en los últimos años, y las aseguradoras han tenido que ajustar sus tarifas para hacer frente a este fenómeno. Sin embargo, el incremento en las primas de seguros ha generado preocupación entre los conductores, muchos de los cuales consideran que los seguros de vehículos son prohibitivos. Esto ha llevado a que un gran porcentaje de la población opte por circular sin seguro, lo que incrementa el riesgo para todos los usuarios de las vías.
Además de los costos médicos, las aseguradoras también deben enfrentar los gastos relacionados con la reparación de los vehículos dañados en accidentes de tránsito. En muchos casos, los vehículos involucrados en colisiones sufren daños severos que requieren reparaciones extensas o incluso la sustitución completa del vehículo. Estos costos también afectan los resultados financieros de las aseguradoras, que deben absorber una parte significativa de las reclamaciones por daños materiales.
En los accidentes más graves, los daños no se limitan a los vehículos involucrados. A menudo, las colisiones provocan daños a la infraestructura pública, como señales de tránsito, postes de luz, o incluso a la propiedad privada, como vallas y edificios. Estos costos adicionales pueden representar una carga considerable para las aseguradoras, dependiendo de las coberturas incluidas en las pólizas de los conductores.
Accidentes impactan tarifas de seguros de vehículos
La alta siniestralidad en las carreteras dominicanas ha tenido un impacto directo en las tarifas de los seguros de vehículos. Las aseguradoras han tenido que aumentar las primas de los seguros, especialmente en las coberturas que incluyen daños a terceros y daños propios. Este aumento ha generado insatisfacción entre los conductores, quienes ven cómo el costo de asegurar sus vehículos sigue en ascenso, haciendo que muchos decidan prescindir de la cobertura obligatoria.
Las aseguradoras también han endurecido sus políticas de suscripción, lo que significa que los conductores con un historial de accidentes o infracciones graves encuentran más difícil obtener una póliza a precios accesibles. Esta situación crea un círculo vicioso en el que los conductores de alto riesgo, al no poder acceder a un seguro, continúan circulando sin cobertura, lo que agrava aún más el problema de la siniestralidad en las carreteras.
Un factor clave en la alta incidencia de los accidentes de tránsito en la República Dominicana es la falta de conciencia sobre la importancia de la seguridad vial. Muchos conductores no respetan las normas de tránsito, como los límites de velocidad o el uso del cinturón de seguridad, y en el caso de los motoristas, el uso de casco sigue siendo insuficiente. Esta falta de cumplimiento con las normativas de seguridad pone en riesgo no solo a los conductores, sino también a los peatones y a otros usuarios de la vía.
Las campañas de educación vial son fundamentales para reducir el número de accidentes y mitigar el impacto que estos tienen en la sociedad. Las autoridades deben redoblar sus esfuerzos para concienciar a la población sobre los riesgos asociados con la conducción imprudente y la importancia de respetar las normas de tránsito. Solo a través de la educación y la concienciación será posible cambiar el comportamiento de los conductores y reducir el número de accidentes.
Mal estado de las carreteras aumenta accidentes
Otro factor que contribuye al alto índice de accidentes en la República Dominicana es el mal estado de muchas de sus carreteras. La falta de mantenimiento, la escasa señalización y las deficiencias en la planificación vial son problemas comunes en muchas partes del país. Las autoridades deben invertir en la mejora de la infraestructura vial para reducir la cantidad de accidentes y garantizar la seguridad de los conductores.
Las inversiones en infraestructura no solo mejorarían la seguridad vial, sino que también tendrían un impacto positivo en la economía al reducir los costos asociados con los accidentes. Menos accidentes significarían menos reclamaciones para las aseguradoras, lo que a su vez podría llevar a una reducción en las primas de los seguros y facilitaría el acceso a la cobertura para una mayor parte de la población.
La incidencia de los accidentes de tránsito en la República Dominicana es un problema que requiere una atención urgente. Con miles de vidas perdidas cada año y un impacto económico significativo, es imperativo que las autoridades, las aseguradoras y la sociedad en general trabajen en conjunto para reducir la siniestralidad y mitigar los costos asociados con estos accidentes.
Para las aseguradoras, la gestión del riesgo sigue siendo un desafío complejo. El incremento en las primas y las dificultades para acceder a una cobertura adecuada son problemas que deben abordarse para garantizar que todos los conductores tengan acceso a seguros que les protejan en caso de accidente. Asimismo, las políticas de prevención y educación vial son cruciales para reducir la frecuencia y gravedad de los accidentes y, con ello, los costos para todos los involucrados.
En definitiva, la seguridad vial no solo es una cuestión de vida o muerte, sino también un tema de sostenibilidad económica. Solo con un esfuerzo coordinado entre todos los sectores será posible hacer frente a este grave problema y mejorar la calidad de vida en la República Dominicana.