El virus SARS-CoV-2 evoluciona para sobrevivir, sigue circulando y mantiene su capacidad de mutar en linajes y sublinajes potentes que pueden provocar infecciones graves.
Los cambios estacionales y las reuniones sociales siempre han impactado en el aumento de los casos; entre otros, por las características de contagio y propagación del virus: aerosolizada. La movida de personas que provocan las fiestas y las vacaciones, conectando grupos en diversas latitudes, que usualmente no se juntan, incrementan los casos.
Y lo que claramente atraviesa este “revivir” del COVID -19 es que aún los bolsones de no vacunados o aquellos que no completaron los esquemas de protección son muchos. La baja en la vacunación es la madre del crecimiento de los casos de COVID, aquí y en el mundo, ya que permite evadir la inmunidad que generan los sueros; y esto robustece indirectamente a la variante de circulación. A esto se suma, el abandono de las medidas de protección y cuidado social.
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Actualmente el linaje dominante es la JN.1, al que la Organización Mundial de la Salud (OMS) vigila de cerca y clasificó como una variante de interés (VOI, por sus siglas en inglés), y que, en la actualidad, es la variante que impulsa los nuevos contagios en Estados Unidos y en varios países de Europa.
Frente a esta amenaza latente, la vacunación recurrente es la herramienta más efectiva para disminuir los cuadros severos, la hospitalización y la muerte. Las personas mayores, las embarazadas y aquellos con sistemas inmunitarios debilitados siguen siendo un grupo vulnerable frente al avance de la infección respiratoria.
El médico infectólogo Pablo Bonvehí, jefe de la sección Infectología y Control de Infecciones del CEMIC, se refirió a la suba de infecciones por COVID y remarcó que el virus SARS-CoV-2 sigue circulando en el mundo, vinculado a la aparición de nuevas variantes que son capaces de evadir mejor la respuesta inmune ya sea generada por las vacunas o generada por infecciones previas.
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“Estamos observando efectivamente un aumento en las últimas semanas de los casos, tanto ambulatorios como en internación. En Argentina, en las unidades de monitoreo ambulatorio, el virus respiratorio que más se detecta en las últimas semanas es el SARS-CoV-2, y en mucha menor medida el virus sincicial respiratorio (VSR) e influenza”, dijo el experto.
Bonvehí señaló que el aumento de la detección del COVID entre los pacientes hospitalizados se debe a que, en la mayoría de los casos con cuadros respiratorios agudos que requieren internación, se realizan hisopados y se identifica el patógeno causante de la enfermedad. En cambio, “en los pacientes que hacen la consulta de forma ambulatoria es más difícil el diagnóstico, porque los testeos para COVID no se realizan en todos los centros de atención, aunque se mantiene la posibilidad de hacerse el autotest”.
El crecimiento de los casos está apalancado principalmente en la baja de las tasas vacunación que disminuye la protección del sistema inmune frente al virus y este riesgo se amplifica ante la circulación de nuevas variantes de COVID y la mayor frecuencia de encuentros sociales: “El aumento del movimiento (de personas) por vacaciones y reuniones por las fiestas, también influyen en el incremento de casos, los virus respiratorios se transmiten de persona a persona muy fácilmente”, subrayó Bonvehí.
Eduardo López, jefe del departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y director de la carrera de especialista en infectología pediátrica de la Universidad de Buenos Aires (UBA) detalló que los países del hemisferio norte que están transcurriendo la etapa invernal registran un aumento importante de circulación de infecciones respiratorias, tanto de gripe como COVID.
López enfatizó en que “debemos retomar medidas que parece que olvidamos: volver al uso de mascarillas en ciertos casos y, por otro lado, las personas que presentan síntomas tengan recaudos, como no ir a trabajar o estar en contacto con otros, estas son dos medidas que retomó Europa”.
En cuánto a por qué las personas no se aplican las dosis disponibles contra el COVID, López consideró que “muchas personas han decidido que no existe más el COVID y esto explica por qué bajó la percepción de riesgo, además que se ha limitado el acceso a vacunarse fácil ya que hoy hay muchos menos puntos disponibles, y en tercer lugar, quizás los médicos no estamos recomendando en forma sostenida la vacunación para COVID”.
Riesgo alto de COVID-19 grave: mayores de 50 años, embarazadas y pacientes con inmunocompromiso a partir de los 6 meses de edad. Deben recibir una dosis de refuerzo a los seis (6) meses desde la última dosis aplicada y luego continuar con la misma periodicidad (cada 6 meses).
– Riesgo intermedio de COVID-19 grave o alta exposición laboral a SARS-CoV-2: los menores de 50 años con comorbilidades no inmunosupresoras (enfermedades crónicas, como obesidad y diabetes), personal de salud y personal estratégico. Deben recibir una dosis de refuerzo a los 6 meses desde la última dosis aplicada y luego continuar con una inyección anual.
– Riesgo bajo de COVID-19: las personas entre 6 meses y 49 años inclusive sin comorbilidades deben aplicarse una dosis de refuerzo a los 12 meses de la última dosis aplicada y luego continuar con periodicidad anual.