Opinión

Quiero recordarte como siempre (In memoriam tierna y virginal Tatica Castillo)

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Panorama Opinión. Solidaria, como pocas, la alegría y la paz que transmitías fue tu norte, consejera, pero también compañera de “canes” y festejos, siempre fuiste el alma en todas las reuniones. ¡Hasta bailabas rock & roll conmigo!

¡Ay, Tatica!, cuánto dolor y sorpresa con tu partida, mi querida tierna y virginal, como nos decíamos en el grupo. Siempre afanando para que todo el mundo se sintierra bien en tu casa, primero en el apartamento de San Lázaro, luego en el fin del mundo como le llamábamos a tu ultima residencia, por lo lejos que quedaba.

Profesional a carta cabal, adorabas tu profesión de archivista, y recuerdo que en Ultima Hora, decías, “soy archivista y documentalista porque entrego los documentos e historias para sus trabajos”.

Tu afanar, tu trajín, tu amor por el trabajo, pocos pueden igualarlo.

¡Qué triste despedida, amiga-hermana! No lo puedo asimilar. Pienso que tu profesión te llevó al límite de tu resistencia. Con un asma crónica, el polvillo fatal de los archivos, te arrebató la existencia, no puedo dejar de pensar en eso.

Siempre luchando, siempre sonriendo, siempre ayudando. No se te olvidaba una fecha de cumpleaños, una memoria de archivo, como lo que fuiste.

Tata, desde la distancia que nos separa hoy, quiero hacer un homenaje a tu memoria como amiga fiel, inseparable a pesar de la incomunicación a que nos llevó el COVID-19, pero siempre presente en los mejores y peores momentos.

Siempre te recordaré como la última vez que hablamos, “yo te aviso, no me llames, no vengas, yo te informo”. Y todo se paralizó ayer con el mensaje de Laura, tu hija, informando tu partida a la morada final. Espero que nos reencontremos en ese lugar del más allá y alegremos con nuestros bailes de rock & roll.

Yo, con mi cervecita en la mano, y tú, con tu vaso de agua. Me siento devastada, cuando se pierde a una amiga, y tú como pocas, es para repensar el camino trillado. Aprendí de ti que las pequeñas cosas te hacen grande.

No olvido que, estudiando Derecho, dedicaste tu tiempo libre, que era muy limitado, a recopilar los trabajos sobre justicia y narcotráfico que hiciera en el periódico El Siglo, y encuadernarlos.

Te has ido a un mejor lugar. No sé dónde está, si en los confines del universo o rondando a tus amistades. Pienso en Isaac Julio, tu hijo, de quien fuiste no solo madres, sino aliada, amiga, confidente. Mi sobrino querido.

¿Por qué te fuiste tan silenciosamente? Es el único reclamo que te hago, pero nos volveremos a juntar tarde o temprano. De eso sí que estoy segura. Vuela alto, vuela, vuela, mariposa virginal, tu recuerdo y tus historias, en el tiempo perdurarán.

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