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Muere el papa Francisco, primer pontífice latinoamericano

Papa Francisco
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Panorama Internacional. El papa Francisco ha muerto a los 88 años de edad en Ciudad de Vaticano, según ha anunciado el Vaticano en un comunicado en vídeo emitido este lunes. La muerte se habría producido en torno a las 7:35 horas de la mañana de este lunes (hora de Italia).

A mediados del pasado mes de febrero fue hospitalizado a causa de una neumonía bilateral. Tras 37 días en el hospital, y gracias a la mejora de su estado de salud, recibió al alta el pasado 29 de marzo. La última aparición del papa fue este Domingo de Pascua en la Plaza de San Pedro. Así concluye un pontificado extenso, sin un día de tregua, que dejó una huella imborrable en la historia de la Iglesia.

El papa Francisco intentó resistir hasta el final, sabiendo que arriesgaba su propia salud, pero continuó ejerciendo el mando de la Iglesia a su manera, a menudo juzgada como excéntrica y a la que la curia romana nunca se acostumbró del todo. Con múltiples problemas de salud –pulmones, colon y rodilla–, algunos lo consideraron imprudente, pero para él era la única forma de ejercer su mandato y responder, con su cuerpo y presencia, a sus críticos en un mundo marcado por guerras y nuevas barreras contra los más vulnerables.

Un estilo y una forma de gobernar que lo convirtieron quizá en uno de los Papas más amados y, al mismo tiempo, uno de los más odiados y cuestionados de la historia reciente de la Iglesia.

¿Cuáles son los pasos de la liturgia tras la muerte del papa?

Por un lado, multitudes entusiastas en todo el mundo, especialmente en África, Asia y América Latina; por otro, círculos conservadores en Estados Unidos y Alemania, que no dudaron en llamarlo incluso “Antipapa”. Él mismo lo contó durante un viaje al Congo: “En Roma organizan cenas para desear mi muerte y preparar el cónclave, pero yo sigo aquí”.

Ya la elección del nombre Francisco fue una señal clara, histórica y sin precedentes: un homenaje al Santo de Asís, el pobre que hablaba con los animales y renunció a todo para entregarse a los más humildes. Como el propio Papa contó en el Aula Pablo VI, tres días después de su elección, la idea de ese nombre nació en su corazón gracias a un comentario indirecto. Cuando el cónclave se acercaba a su fin y el nombre de Bergoglio ya había alcanzado los dos tercios de los votos, el cardenal de São Paulo, Claudio Hummes, le susurró: “¡No te olvides de los pobres!”.

Esa frase lo marcó. Mientras avanzaba la votación, el arzobispo de Buenos Aires sintió que Francisco era el nombre indicado. Porque San Francisco de Asís era, para él, “el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y cuida la creación”. De ahí su profundo deseo de “una Iglesia pobre y para los pobres”.

El papa Francisco se presentó al mundo diciendo “buenas tardes”. Era el 13 de marzo de 2013 y esa frase pronunciada desde el balcón de la fachada de San Pedro fue interpretada por algunos como un signo de timidez, una reacción espontánea ante una situación emocionalmente abrumadora. Pero en ese simple saludo, Jorge Mario Bergoglio ya anticipaba su pontificado: casi doce años intensos, con un lenguaje claro y directo, priorizando la sustancia sobre la forma.

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