Panorama opinión. A los Valentines Alcántara (Valentín Alcántara general dominicano que peleó en ejercicio haitiano en la guerra contra la República Dominicana) hay que darle una clase de historia de geopolítica. Es fundamental entender que los dominicanos se liberaron del yugo haitiano, no del español; su independencia se declaró frente a Haití, no a Francia.
En el contexto geopolítico actual, Haití es un estado fallido que no merece la mínima atención de nadie. Es tan evidente que la atención del jefe de la misión destinada a reorganizar dicho país se centra más en tomar agua directamente de la jarra que en lo que realmente comunica a la comunidad de naciones.
Esta situación convierte a Haití en un estado que se desdibuja entre las zonas de influencia e interés dentro de la comunidad internacional.
La falta de interés por parte de la comunidad internacional y de la élite haitiana plantea un problema serio para la continuidad de la República Dominicana como estado-nación.
Este escenario no es para tomárselo a chistes. Cuando desde un ministerio estatal se utilizan imágenes con rostros de mujeres africanas para promover políticas públicas, no es algo que se deba tomar a la ligera. Se trata de la construcción ideológica del nuevo perfil dominicano, que no es caucásico, ni oriental, ni indígena, pero tampoco es africano. Es un crisol de razas que nos hace únicos como país, con una hermosura sin igual.
El hecho de que compartamos una isla con Haití, y no con Dinamarca, subraya esta compleja realidad. Los hechos históricos y la geopolítica conspiran contra la continuidad de la patria de Duarte. No podemos permitir que nos chantajeen con chistes desgastados; al final, sabemos que la patria solo late en los corazones sensatos.
Es esencial que reflexionemos sobre nuestra identidad y nuestro lugar en el contexto geopolítico actual. Debemos ser conscientes de los desafíos que enfrentamos y de la importancia de mantener nuestra integridad como nación. ¡Dios, Patria y Libertad!