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La embajadora de Estados Unidos y un inicio marcado por la fe

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Panorama Opinión. La llegada de la nueva embajadora de los Estados Unidos a la República Dominicana ha dejado una impresión muy positiva. Su primer acto público, realizado pocas horas después de aterrizar en el país, fue acudir a la Catedral Primada de América, la primera catedral del continente, ubicada en la ciudad colonial de Santo Domingo. Allí participó en una misa, permaneció durante la celebración y recibió la bendición del oficiante, en un gesto espontáneo que no formaba parte del protocolo oficial.

Más allá de la formalidad diplomática, ese acto sencillo revela mucho sobre su carácter y su forma de entender el servicio público. La embajadora, católica y creyente, quiso visitar la Catedral de Santo Domingo por decisión propia, y con ello dio una señal profunda de humildad, respeto y sensibilidad espiritual. Para un pueblo mayoritariamente creyente como el dominicano, donde se profesan distintas religiones pero donde persiste una fe viva en Dios, ese gesto tiene un gran valor simbólico.

La fe ha sido siempre parte esencial de la identidad nacional. No se trata solo de religión, sino de una forma de entender la vida: con esperanza, gratitud y confianza en lo divino. Ver a una representante de una potencia mundial reconocer ese aspecto espiritual, compartirlo y hacerlo visible desde su llegada, transmite cercanía y genera esperanza en una relación bilateral que se fortalece no solo por los acuerdos, sino también por el respeto mutuo entre culturas y valores.

Este gesto inicial proyecta un mensaje diplomático de enorme significado. En un mundo donde las relaciones internacionales suelen medirse en cifras o intereses, ese detalle, aparentemente simple, revela una sensibilidad poco común y muestra una diplomacia basada en humanidad. Ese tipo de acciones construye confianza, porque revelan una persona que no solo representa a su país, sino que también entiende y valora el alma del pueblo al que llega.

Sería muy acertado que las autoridades dominicanas consideren, desde ya, invitar a la embajadora a participar el próximo 21 de enero en la conmemoración del Día de la Virgen de la Altagracia, patrona y madre espiritual del pueblo dominicano, cuya celebración central se realiza en la Basílica de Higüey, en la provincia La Altagracia. Esa ceremonia reúne a miles de fieles de todo el país en un ambiente de devoción, unidad y esperanza. Sería una oportunidad propicia para que la embajadora conozca uno de los símbolos más profundos de la fe y la identidad dominicana.

La República Dominicana la recibe con aprecio, con respeto y con la certeza de que su misión puede marcar un capítulo especial en las relaciones entre ambos países: uno basado en la cooperación, el entendimiento y, sobre todo, en la dimensión humana que ella ha sabido mostrar desde su primer día en tierra dominicana.

Autor: Odalis Jr. Ledesma

Correo: ledesmahernandez@gmail.com

Instagram: odalisledesmah

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