Actualidad Reportaje

La compleja odisea detrás de la entrega de un cadáver

Inacif

En la morgue del Cristo Redentor, no hay dignidad para el fallecido, para los familiares ni el personal de trabajo

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Son las 9:40 de la mañana de un lunes y los familiares de dos personas que perdieron la vida el día anterior, esperan la entrega de los cadáveres frente a la morgue del Instituto Nacional de Ciencias Forense (Inacif), que funciona dentro del cementerio Cristo Redentor.

El equipo de Panorama se encuentra en el lugar. Días antes, había recibido la queja de ciudadanos sobre el mal funcionamiento del área. Estando ya en la morgue, se hace intentos de conversar con el personal, quienes esquivaban las preguntas y dejaron claro que no tienen autorizado hablar.

No era sencillo estar allí. El mal olor a putrefacción hacía imposible la respiración, ¿de dónde viene este olor, es por los muertos?, pregunta la periodista ya con malestar estomacal.

Los trabajadores del Inacif no se atreven a revelar la realidad, pero el ambiente habla: las condiciones para la entrega de un ser que ha fallecido, son sin dudas inhumanas.

Sin una sala de espera digna, frente a la morgue, hay dos carpas debajo de las que, durante horas, los familiares esperan y lloran a sus muertos. No hay asientos cómodos, solo tres bancos de cemento sin espaldar. No hay baños, ni fotocopiadoras para sacar copias a los documentos que deben entregar como parte del proceso de retiro del cadáver. Si está lloviendo no hay dónde cubrirse, la opción es entrar a los vehículos y quienes no tienen, entran dentro de bóvedas para no mojarse.

Ambas familias frente a la morgue no paraban de llorar la pérdida inesperada de sus seres queridos. Una menor, de diez años, que asistió a un cumpleaños en un club de Santo Domingo y murió ahogada en la piscina, y una mujer, que falleció mientras se desplazaba con su pareja en su yipeta y fue impactada por un carro en el sector Evaristo Morales, cayendo hacia el hoyo de una torre en construcción.  

Cúmulo de autopsias y precarias condiciones para hacerlas

Son las 10:40 de la mañana y Panorama sigue frente a la morgue del Inacif. Hasta ese momento, las dos familias llevan cerca de tres horas esperando. A las ocho de la mañana, le notificaron que todavía los médicos legistas no habían llegado, nos relatan al acercarnos.

En la morgue del Cristo Redentor se reciben los casos de muertes violentas (accidentes de tránsito, armas blancas y de fuego y todas las sospechosas de criminalidad), que ocurren en el Distrito Nacional, Santo Domingo, San Cristóbal y Monte Plata.

El flujo de trabajo es alto. Los cadáveres en esa unidad del Inacif, son vistos entrar y salir, y solo este año, deben haber recibido más de mil cadáveres, dice una fuente a la periodista.

Investigamos más. El cúmulo de casos es debido a que, luego de la pandemia del COVID-19, en esta misma unidad también reciben para autopsia, los cadáveres por muerte natural que eran trabajados en Patología Forense, tras el inicio de su remodelación hace alrededor de dos años.

Pero lo que ocurre allí enciende las alarmas. Mucho trabajo, para los pocos médicos forenses que trabajan en esa unidad sin las condiciones adecuadas. Lo que sucede es el talón de Aquiles de las largas horas de espera para la entrega de los cuerpos.

Hablamos bajo confidencialidad con uno de los 150 médicos forenses que hay en el territorio nacional.  

“Los médicos forenses quisieran abandonar el país. Hay un desencanto generalizado entre compañeros que es de lamentar. Poco sueldo, mucho trabajo y sin tener las herramientas para hacerlo”, confiesa la joven.

De acuerdo a datos obtenidos en la nómina del Ministerio Público, el sueldo de un médico legista en República Dominicana, oscila entre RD$27 mil y RD$33 mil sin descuento, mientras los médicos legista forense devengan RD$55 mil sin descuento.

“Para tú ser médico forense tienes que hacer la carrera de Medicina que dura de seis a siete años y después hacer una especialidad que son cuatro años, o sea que son unos once años estudiando para tu ganar lo poco que gana un médico forense en el país”, lamenta la joven forense consultada.

En adición al bajo salario que perciben, se encuentra el desencanto por las condiciones deplorables en las que trabajan. Nuestra fuente, tiene amistades en esta unidad y nos ofrece todos los detalles que ocurre dentro.

Una autopsia puede durar de tres a cuatro horas y por día la unidad de la morgue del Cristo Redentor, recibe entre seis y siete cadáveres, pero el personal solo cuenta con dos mesas de autopsias. De ahí el cúmulo de cuerpos.

La mesa de autopsia, no es común, proporciona una superficie de trabajo en procedimientos post mortem y disecciones del cuerpo entero, para contener y drenar líquidos procedentes del cadáver y también para facilitar su limpieza y descontaminación con el fin de evitar la acumulación de microorganismos.

¿Cuánto puede costar? Alrededor de RD$1 millón. Sin embargo, el precio puede variar por el material, pero es evidente que el monto es asequible para el Estado y faculta el proceso. Estas mesas se encuentran de fabricación local y algunas son importadas.

En marzo de 2023, directivos de la Sociedad Dominicana de Medicina Forense demandaron la intervención del presidente Luis Abinader para que se nombre personal, tras revelar que solo el 30% de los forenses están nombrados, uno por cada 800 mil habitantes. Lamentaron que ni Salud Pública ni el Servicio Nacional de Salud dan importancia al tema. El 70% restante de los médicos graduados en Ciencias Forenses, tardan cuatro años para graduarse y cuando logran la especialidad, si son mujeres están en sus casas haciendo trabajos domésticos y algunos de los hombres haciendo ruta en carros públicos.

Destacaron que cada hospital en el país debe tener un médico forense nombrado, pero en la actualidad, no funciona así.

¡Un furgón lleno de muertos!

En el proceso de nuestra investigación, una fuente consultada por Panorama, confirmó que, debido al cúmulo de casos, en esta dependencia del Inacif, están colocando los cadáveres en un furgón fuera del recinto y de ahí es de donde emana el terrible olor a putrefacción.

Al personal se le ve con mascarilla en las afueras del recinto para poder tolerarlo.

“El furgón es un cuarto frío donde se almacenan los cuerpos”, responde nuestra fuente. Sin embargo, la intensidad del sol, al parecer se impone ante el frío que puedan estar recibiendo.

El problema se agrava con los cadáveres no reclamados. Mientras esperan que un familiar se presente, el cúmulo de cuerpo es mayor. Transcurrido un tiempo, los encargados toman la decisión de inhumarlos, palabra derivada del latín inhumare que significa “en tierra”.  

Estos cuerpos no reclamados, son embalsamados, proceso que no evita su descomposición, y enterrados en nichos comunes, donde entran hasta seis cadáveres juntos y de donde son exhumados (sacados) si se presenta el familiar.

Ricos, pobres e influyentes son tratados en esta unidad

Como si fuera poco, el dolor que atraviesan los ciudadanos que han perdido un ser querido, se suma a la tristeza que les deja el ver que el cuerpo sin vida de sus familiares, son tratados en las precarias condiciones de la morgue del Inacif.

“Uno tiene que penosamente sufrir la pérdida de un familiar de manera trágica para conocer algunas cosas y yo creo que ese va a ser el legado que Junior va a dejar porque a partir de ahora, yo me propongo hacer el esfuerzo que sea necesario para lograr que las autoridades construyan un instituto de medicina legal con las condiciones de poder respetar con dignidad el cuerpo de la persona fallecida que va al Inacif a recibir una necropsia y que quien lo va a identificar lo haga dentro de la dignidad humana”, expresó el presidente de Alianza Dominicana contra la Corrupción (Adocco), Julio César de la Rosa Tiburcio.

Tras perder a su hijo Julio César de la Rosa Peralta (Júnior), en un accidente de tránsito, de la Rosa Tiburcio narró a Panorama, la odisea que vivió para identificar y retirar el cadáver de su hijo.

“Es tétrico tener que ir a un cementerio a identificar el cadáver de un familiar. Pero, además, las fundas donde entran los cadáveres en otros países, no pueden costar gran cosa. No es posible que a usted lo llamen a identificar el cadáver de su hijo envuelto en una funda plástica negra, ¡eso es desgarrador! y tener que irte y volver al otro día sabiendo que dejas el cuerpo de tu familiar ahí dentro en condiciones desastrosas, lleno de sangre y que no puedes retirarlo, a esto debe ponérsele fin, no es posible que siga ocurriendo en República Dominicana”, lamenta.

Ocho horas debieron transcurrir para que Julio César de la Rosa recibiera el cadáver de su hijo.

A mediodía de ese lunes que acudimos a la morgue, se hizo entrega del primer cadáver del día: el de la niña.  Fue colocado en un ataúd y montado en el carro fúnebre, que partió junto a sus familiares. Detrás de ellos abandonó el lugar, el equipo de Panorama.

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