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Panorama Estilo de Vida._ La dieta inversa se ha convertido en una de las estrategias más comentadas en el mundo del fitness y la nutrición para mantener el peso después de una etapa de restricción calórica. Su propuesta es diferente a la de los regímenes tradicionales: en lugar de reducir constantemente las calorías, plantea reintroducirlas poco a poco, con el objetivo de evitar el temido efecto rebote y conservar los resultados obtenidos.
El método consiste en aumentar entre 50 y 150 calorías semanales o quincenales, observando la evolución del peso hasta alcanzar un punto de estabilidad. Durante el proceso, las proteínas suelen mantenerse según el peso corporal, mientras que el incremento se centra en carbohidratos y grasas saludables. Entre los beneficios señalados, destaca la normalización de hormonas como la leptina, que regula el apetito y la energía.
Sin embargo, la estrategia no está exenta de riesgos. Expertos advierten que puede provocar estreñimiento, fatiga, deficiencias nutricionales e incluso desencadenar ciclos de pérdida y ganancia rápida de peso, conocidos como efecto “yo-yo”. Además, subrayan que la evidencia científica disponible aún es limitada y no confirma beneficios a largo plazo.
La dietista Natalie Romito, de la Cleveland Clinic, sostiene que la dieta inversa no es una moda pasajera, sino un enfoque controlado para reincorporar calorías sin un aumento brusco de peso. Según explicó, un ejemplo práctico sería pasar de una dieta de 1.500 calorías a 1.600, y si se mantiene la pérdida de peso, continuar subiendo progresivamente hasta estabilizarse en un rango saludable.
No obstante, Romito advierte que este proceso debe realizarse bajo supervisión profesional, especialmente en personas que han seguido dietas extremadamente restrictivas o ayunos prolongados, por el riesgo de sufrir el síndrome de realimentación, un trastorno grave relacionado con el desequilibrio de electrolitos. El acompañamiento médico permite prevenir complicaciones y adaptar las necesidades calóricas de cada individuo.
En la práctica, los especialistas sugieren apoyarse en aplicaciones de control de calorías, comunidades en línea y un registro de la actividad física para ajustar la dieta. Quienes entrenan de forma regular pueden necesitar hasta 2.500 calorías diarias, mientras que los menos activos requerirían alrededor de 1.500. Con paciencia y un aumento gradual, la dieta inversa busca ofrecer un camino más sostenible hacia el equilibrio nutricional y la estabilidad del peso corporal.